jueves, 23 de julio de 2009

Ponty Mythons

I

(Se abre el telón y se ve en el centro de la escena una pareja que se saluda con dos besos ante el marco de una puerta, iluminados únicamente por una tenue luz que los ilumina desde abajo.

En la escena se puede observar una silla, una mesa de comedor, una vela encendida sobre ésta y un gran reloj de cuerda que funciona.)

- ¡Oh, has venido!

- Sí, no pude evitar notar como me mirabas en la comida y pensé que tal vez quisieras decirme algo.

- Si, veo que entendiste las señales que te envié esquivando a Juan. –una sonrisa brota en sus labios.

- ¿Y bien? ¿Cuál es el motivo de mi visita? – pregunta mientras se sienta en la silla.

- Quiero que acabes con mi vida.

-¡¿Qué dices?! – grita espantada Lucía. - ¿cómo se te ha ocurrido tal desfachatez?

- Yo no puedo hacerlo, no me atrevo. Necesito que alguien me quite la vida, el dolor de no tenerte es un infierno en el que no quiero vivir.

- ¿Pero donde se ha visto que el amante despechado le pida a su amada que le mate? Parece mentira, con la de libros que has leído sobre el tema.

- Sí, por eso mismo, en la mayoría de los libros de desamor que he leído se convierte la muerte en algo trágico, en un momento de clímax, pero no quiero que mi muerte sea así, quiero que me ayudes a terminar con mi agonía, con la seguridad de que yo decido sobre mi vida , y no un arrebato pasional en el que un solo gesto tuyo hubiese detenido la muerte…

- Basta, me voy…

- Alto, necesito que lo hagas, ya está todo listo y solo necesito que pases esta noche en mi casa. – continúa su desarrollo cubriendo la puerta de la casa, Lucía lo mira inquieta, pensando que se trata de una broma macabra. – Cuando el reloj de la pared toque la medianoche, tomaré una bebida que he preparado, iré a mi cuarto y caeré en un profundo sueño. Cuando el sueño se apodere de mi, y no tenga ningún modo de huir, entonces, solo deberás clavar este puñal en mi corazón – le dice, mientras le entrega un puñal con el escudo de su familia- y así podré descansar…

(La noche se acerca, mientras el reloj del comedor canta cada segundo, y ellos discuten acerca de la macabra idea de Jaime.)

-De acuerdo, lo haré- decide Lucía al final – pero que sepas que en contra de mi voluntad, y solo porque me lo pides tú.

(La luz se apaga, mientras continúan hablando y solo la vela que iluminaba la conversación en la mesa del comedor aguarda encendida)

II

(El comedor desaparece en la penumbra de la vela que se apaga lentamente, y una cama adolselada aparece en la escena, con Jaime profundamente dormido yace en la cama)

-¡Oh! No puede ser cierto, ahí está en la cama, muriendo cada segundo que me acerco. – dice mientras se acerca paso a paso desde fuera de la escena hacia la cama con un candelabro de seis velas que iluminan la cama, su rostro y el de Jaime.

Con un certero golpe, entre silenciosos lamentos, le clava el puñal en el corazón, acabando con la vida de su amante despechado, arroja el puñal sangriento y huye corriendo en la oscuridad.

De repente se oye un fuerte golpe entre bambalinas, un contrapeso se ha roto y una de las varas se aloja en la cabeza de la actriz que hacía de Lucía.

La actriz murió en aquel preciso instante.

Desent

B. A. Barracus

Abrió los ojos, pero lo único que había a su alrededor era oscuridad. Y el dolor. Un dolor intenso y constante que subía desde su pierna derecha, que le hizo rechinar los dientes. Por un momento temió volver a desmayarse, pero resistió como pudo. El aire frío que le acariciaba el rostro le ayudó a ello. Estaba recostado contra un terraplén irregular, con el cuerpo recostado contra el lado derecho. Alzó un poco la vista y vio las estrellas en el cielo, por encima de un borde circular de tierra. “Un cráter”, pensó mientras respiraba entrecortadamente. El cráter de un obús, por el tamaño que tenía. El dolor no remitía, así que comenzó a palpar con cuidado con sus manos. Por debajo de la rodilla la pierna se curvaba en un ángulo antinatural, donde los huesos se habían roto. Aguantando el dolor buscó si el hueso había traspasado la piel, pero no encontró sangre ni humedad en el pantalón. Rezó por que no tuviera una hemorragia interna. La posición en la que se encontraba empeoraba la situación ya que gran parte de su peso se apoyaba en aquel punto. Haciendo un esfuerzo se incorporó y se dejó caer de espaldas. Una punzada de dolor le recorrió de arriba a abajo y volvió a la inconsciencia.

Cuando volvió a abrir los ojos el dolor de la pierna era menos intenso, lo que le permitió notar el dolor que venía del resto del cuerpo. Los brazos, las costillas de su lado derecho, los oídos, las punzadas en las sienes... Los efectos de una explosión y de la caída en el cráter, probablemente. No recordaba cómo había sido, pero recordaba vagamente el avance hacia las trincheras enemigas en medio de los disparos, el olor a pólvora y el sonido de las explosiones. Debía de haber permanecido bastante tiempo inconsciente porque, por lo que veía del cielo, era noche cerrada. Respirando profundamente observó la negrura infinita, tachonada de pequeñas luces blancas, brillantes. No oía ruido alguno, salvo el producido por el viento y el zumbido de sus propios oídos. Pensó en su mujer, en su pequeña granja, en los planes que habían hecho para el futuro. En lo mucho que le había ayudado pensar en ella. Le pareció extraño que se encontrase tan en calma en aquel lugar, en medio del campo de batalla. Incluso el cielo aparecía despejado, límpido, sin una sola nube. Las noches en el campamento eran más agitadas, con los hombres que hacían guardia moviéndose entre los compañeros que dormían como podían, apoyados unos contra otros, y las conversaciones de los no podían dormir. Estuvo tentado de gritar, pero no sabía si estaba cerca de sus líneas o de las del enemigo. En ese caso su camisa blanca le permitiría hacer una bandera. Pero debía esperar al día para ello. El rocío de la noche le humedecía la cara, refrescándole y rebajando la fiebre que empezaba a sentir.

Un poco de claridad empezó a aparecer desde el borde. El cielo había dejado de ser negro para pasar a un color azul violáceo. Incluso las sombras del fondo se disipaban, a medida que la luz se deslizaba por la pendiente de tierra hacía él. Ahora podría intentar ver a qué distancia estaba de sus líneas. El silencio del amanecer se quebró con el ruido de los disparos. Oyó el retumbar de la artillería y el silbido en el aire de los obuses. Comprendió entonces que la luz del día no le alcanzaría. Cerró los ojos con fuerza, y sólo pudo susurrar un quedo “te quiero” antes de recibir el impacto.

(después de montar un tanque en un desguace)


*[...]. Oyó el retumbar de la artillería y el silbido en el aire de los obuses. Comprendió entonces que la luz del día no le alcanzaría. Miró hacia el borde, y sólo pudo gritar un sonoro “HIJOS DE PUTA” antes de recibir el impacto.

(en su estado normal)


*[...] Oyó el retumbar de la artillería y el silbido en el aire de los obuses. Comprendió entonces que la luz del día no le alcanzaría. Cerró los ojos, y sólo pudo decir “cagón mi puta calavera” antes de recibir el impacto.

(después de saber que va a tener que coger un avión)

Candela Armentero

Todo esta preparado, el mismo sitio, la misma hora, hoy hace 10 años que empece mi camino al infierno.

Con la luna como cómplice, las estrellas como testigos, hoy acabare con mi tormento.

La brisa del mar roza en mi rostro, la oscuridad empieza a apoderarse del lugar, noche de verano, durante estos años he pasado las noches temblando esperando la llegada del día, tu llegada, oír las llaves, era la señal, cuando salia el sol comenzaba mi calvario.

El camino de rosas que me prometiste, pronto se lleno de espinas que se clavan demasiado profundas.

Los besos, las palabras bonitas, las caricias, pronto dejaron paso, al miedo, los gritos, el dolor y ese sabor mezcla de sangre, sudor y lagrimas.

Hace tiempo que me robaste las ganas de vivir y esta noche todo termina, eras o tu o yo, salgo perdiendo de todas maneras, he pensado en acabar con tu vida, al principio la idea de ir a la cárcel me aterrorizaba, pero la verdad, no hay peor condena que permanecer en esa celda en la que se combirtio nuestro amor, no me dolerán mas los grilletes que tus golpes, no estaré mas sola que a tu lado.

La muerte, es el final, la manera de decidir yo cuando morir y que no sea bajo tu ira, tranquila, sin miedo, sabiendo que con mi ultimo aliento encontrare la libertad, la paz.

Respiro hondo, me empapo de esta oscuridad penetrante, de esta calma que hoy, que la noche me brinda, tumbada observo las estrellas, iluminando el cielo, haciéndose compañía, como una gran familia, con la luna como matriarca, con el sol escondido, ella me da cobijo, la noche a sido mi confidente, solo en la penumbra he vivido momentos de calma, la noche una gran consejera me ha visto llorar, hundirme y emerger de un mar de odio y rabia.

mi gran amor, mi gran mentira. Mi despedida no es triste, escribo estas lineas con una sonrisa, no volverás a romper el silencio con tus insultos.

La noche me ayudaba a esconder mis heridas, podía desprenderme de esa capa de maquillaje, de esa mascara que tu me regalaste, y que cada día pesa mas.

Deseo disfrutar de esta noche, ver como el sol se esconde en presencia de la luna, que siempre esta ahí aun que no se le vea, luchando, la llegada de la noche es su victoria diaria, ver la batalla, que termina con un reguero rojo con la huida del sol, su sangre y la bondadosa hembra le da el reposo necesario, a un herido, como haría un honorable guerrero.

Hoy me ganare ese reposo que tu me negaste, despiadado, cruel, adversario, esas palabras que tanto repites, me dieron la idea, hasta que la muerte nos separe, pues que así sea.

Tu acabaste con mi inocencia, convertiste un cuento de hadas en una historia de terror, donde el príncipe azul, se descubre como un tirano escondido en un personaje irreal.

Se acerca la hora, el cielo nocturno reluce, pronto llegara todo a su fin, el nuestro no sera feliz.

Cuantas noches he pasado debatiendo si valía la pena, si no seria mejor hacer la maleta, escaparme lejos, pero se que la noche no me protejera eternamente y no deseo ocultarme mas.

Oigo tus pasos ya estas cerca, tu presencia impregna el aire y para mi sorpresa no es mi cuerpo inerte el que te recibe si no el filo de mi cuchillo lo que saluda directamente a tu corazón.

Termino esta carta con mis manos ensangrentadas y esta vez la sangre no es mía.

Eras tu o yo.

Julián Tequera.

Freddy “Caramierda” no era precisamente un buen tipo. A nadie le importaba porqué no lo era, pero todos tenían claro que preferían no verlo aparecer por el club. Aquella noche la tormenta ya se desencadenaba fuera, pero dentro la sensacn reinante era la de un hedonista desparpajo que duraba desde que la guerra había concluido. Los crespones tricolores y los carteles desvencijados aún lucían en el techo y por encima del escenario.

En un lateral la orquesta tocaba envuelta entre el humo y aprovechando el mismo, unas mujeres tocaban a su vez a alguno de los músicos, que por lo que sonaba parecían más interesados en dar una buena nota con su instrumento inferior que con el otro.

Freddy se sentó en una mesa, no importaba que en ella hubiera gente, ya que sabía que en pocos segundos estaría sólo, es una de las ventajas que le daba ser un hijo de puta confeso. Sacó su petaca y alegró una de las intactas sodas que se habían dejado en la mesa. En ese momento ella apareció en el escenario, era el número de las plumas que llevaba realizando varios años, las malas lenguas decían que había tenido que incorporar un par más de faisanes a su atuendo para tapar los varios quilos que se había añadido a base de vodka, lujuria y cocaína. Aun así a Freddy le gustaba la chica y le gustaba más aún que le hubiera pedido que fuera a verla. Pensaba que la noche iba a acabar como a el le gustaba, aunque fuera con sólo una chica y no tuviera ni que pagarle ni golpearla. Aunque eso le contrariaba un tanto, no dejaba de parecerle un plan apetecible.

Cuando acabó su número, Deede volvió a su camerino, mientras se quitaba el traje y se desmaquillaba se metió en el cuerpo un par de quantró’s para tener el valor de sentarse con el “caramierda”. El tipo simplemente le repugnaba, en su cabeza estaba la frase que decían de el, que era un tipo tan deleznable que ni las cucarachas visitaban su casa por miedo a que las violara y les quitara la novia. Pero ella le necesitaba e iba a hacer lo necesario para salirse con la suya.

Con una sonrisa más falsa que Judas, Deede acudió a la mesa de Freddy, este le dijo que se dejara de rodeos y le dijera que quería que hiciera y que él haría lo mismo después de aceptar el encargo. El asunto era matar a un tipo, Johnny, un admirador demasiado pesado y con cierta facilidad para meter en líos a la cabaretera, además ella le debía mucho dinero, aunque eso no se lo dijo a Freddy. Simplemente estaba harta de tener que compartir la cama con un amante mediocre que se creía con todos los derechos, a ella le gustaba su cocaína, pero sólo eso.

-Me la chuparás y te daré por el culo-, con esas escuetas palabras Freddy aceptó el trato mientras ponía su precio. A ella le pareció bien. Al fin y al cabo con Freddy sólo sería una vez y quitaría a Johnny y a su deuda de en medio de un plumazo, sonrió al pensar que los plumazos seguían siendo su especialidad.

Un par de horas más tarde el caramierda esperaba a su víctima en la salida de un hotelucho, ella le había dicho que pasaba por allí para hacer negocios. El tipo salió y en un callejón oscuro le dio pasaporte. Aprovechó para robarle, no para que pareciera un robo, sólo por deporte. Así era el caramierda.

Espada

-Entré en aquella taberna, sabía que me estaría esperando, hacía tiempo ya que tenía ganas de verle, de tener una conversación con alguien que se que me entiende, sin sentirme rodeado por hienas que esperan la oportunidad para, entre risas y de un bocado, terminar de desgarrar esa herida que jamás se cierra. Una conversación con quien no me juzga ni intenta radicalizar mis sentimientos, simplemente me escucha. Esperaba que fuera diferente, que la noche y sus caminos no obstaculizaran esta labor ni la relegaran a un segundo plano o la convirtieran en algo ficticio pero claro, justo entonces llegó aquel brujo, cuando quise darme cuenta sus pócimas envenenadas me habían sumido en un estado de semiinconsciencia y despojaron a mis palabras de credibilidad.

-Cuando parecía que todo quedaría en un balbuceo sin sentido, hacia el cual el brujo me había empujado, la noche vino en mi rescate. La noche, ese instante que desde que consigo recordar me ha guardado, me ha introducido en su halo de protección y ha cuidado de mí sin preguntas, sin juicios, mi ángel de la guarda, mi guarida. Mis palabras volvieron a adquirir el significado para el que habían sido pronunciadas y consiguieron llegar a su destino. Por fin pudimos compartir nuestras alegrías y desdichas y volver, al menos por un instante, a ser lo que éramos hace ya casi dos lustros.

-Después de tantos años no recordaba lo que la noche ha supuesto para mi. Siempre se ha dicho que la noche es sinónimo de peligro, inseguridad, miedo pero para mi es todo lo contrario. La noche me resguarda, me alivia, oculta esas luces que ciegan mi camino y me exponen a todo un ejército de ojos que, sin parpadear, observan cada uno de mis pasos para saltar sobre mi al mas mínimo tropezón. Me proporciona seguridad y me permite despojarme de esa máscara que tanto peso ejerce sobre mí y oculta la cara de quien realmente soy. La noche, en mi cabeza, ha pasado de ser un momento más del día a convertirse en algo tangible, físico, casi una persona, ese amigo que espero con impaciencia durante el día y al que lloro cuando se acerca la despedida.

-La noche ha pasado, ha llegado la mañana, es hora de despedirse de él, ¿hasta cuando?, no lo sé pero esperaré impaciente el próximo encuentro para poder, de nuevo, volver a formar ese trío en el que tan integrado me siento y con el que puedo aparcar mi máscara en el que cajón donde se guardan las cosas que nunca debieron haber existido, aunque solo sea hasta que ese trío vuelva a disolverse.

-Han pasado algunos días, se acerca la noche, el manto plateado que, en breve, se extenderá sobre el agua, volverá a secar mis lágrimas un día más y este líquido opaco en el que se ha tornado el agua de este lago, empapará mis raíces procurando mantenerme vivo hasta la próxima cita. Mientras tanto yo, observo las estrellas preguntándome si habrá otros como yo, si no seré el único que no se reconoce entre los que se dicen sus iguales y oigo retumbar en mi cabeza esas palabras cargadas de cariño que hace años alguien me dijo: “no importa lo lejos que estés, si sientes tus fuerzas flaquear mira al cielo en la noche y recuerda que yo estaré haciendo lo mismo mientras pienso en ti”.

miércoles, 24 de junio de 2009

-xxx-

Cuando entro al cine miro hacia atrás, veo como ella entra detrás de mi, es morena, quizá algo mayor que yo, pero me parece muy atractiva. Tiene un aire a esas actrices francesas entradas en la cuarentena. Sin duda me ha sonreído, ya lo hizo a la entrada del cine, mientras miraba las fotos de la galería. Me quedo sujetando la puerta, cuando pasa por mi lado me dedica una sonrisa que es una señal indudable. Empiezo a seguirla por el pasillo, Dios, yo no hago estas cosas.

A la luz blanca del proyector el vuelo de su vestido hace que parezca que flote, sus piernas, acabadas en unos preciosos tobillos es un ineludible reclamo. Cruza toda la sala y al llegar a la primera fila, abre una puerta de emergencia que da al vestíbulo. Me detengo junto a la puerta, no se que hacer. Salgo tras ella hasta la calle.

Ahora estoy a punto de marcharme, avergonzado, temeroso, en la primera bocacalle me desvió. Ella se detiene junto a un escaparate, veo su rostro reflejado, me está mirando.

Se da la vuelta y camina hacia mi, es hermosa, o mejor. Noto el olor de su perfume, huele a ella. Se acerca y me besa, despacio, un escalofrío me recorre el cuerpo, su mano se cruza con la mía, seguimos caminando.

Subimos a su casa, en ese momento ya no se ni dónde estoy, me vuelve a besar esta vez de una manera húmeda, fuerte, como nunca me habían besado.

Nos desnudamos, o mejor, ella nos desnuda a ambos, sus labios recorren ahora todo mi cuerpo, yo busco sus pechos, su sexo, me dice que no tenga prisa, que me deje hacer, que disfrute.

Es una lucha, como dos ejercitos, cada uno intenta dominar al otro, imponerse, forzándole al placer, a que se rinda en un orgasmo como batalla final.

Consumamos ambos, primero yo, ella así lo ha querido, controlándo el proceso, como si supiera exáctamente como va todo.

Se acuesta a mi lado, ahora es aún más hermosa, cerramos los ojos, dormimos.


Me dice como se llama, pero noto que es mentira, no me importa, es parte del juego, de ese juego que es como, no sé.

Andre V.L.

Archivo encontrado el año 60, perteneciente a la epoca desconocida.


El sol está saliendo, la luz entra por las grietas de la pared. Casi me he acostumbrado al silencio y la soledad de este nuevo mundo, no sé cuánto tiempo llevo aquí, hace mucho que deje de contar los días, con la compañía de este cuaderno donde describo mi vida, no sé si por la esperanza de que algún día lo lea alguien o por la necesidad de tener consciencia de mi propia vida.
De noche tengo pesadillas con lo que fue un infierno que pensé no terminaría nunca, el fuego recorría las calles, los edificios se derrumbaban, mientras corría sin dirección fija oía los gritos y llantos de los que aterrorizados asumían que era el final. Yo no era consciente de mi propio miedo, solo corría corría con una fuerza y resistencia antes inexistente en mi. Llegue a lo alto de una montaña, donde encontré una pequeña cueva, el primer día todo eran reflejos del fuego, el segundo se produjo un diluvio, la mañana del tercer día, al despertar solo se apreciaba un silencio absoluto, el cansancio había vencido, sumiéndome en un sueño extrañamente reparador, decidí salir, mire en todas direcciones , todo se había convertido en una selva gigante, donde antes habían fincas, ahora crecían arboles enormes, era como si la naturaleza hubiera decidido revelarse. Me sorprendí por que esperaba encontrar un paisaje desolador, con gente llorando entre los escombros pero el paisaje que se descubría ante mis ojos era precioso, no quedaba rastro alguno de civilización, baje para ver si encontraba algún superviviente, no encontré a nadie, estaba rodeada de arboles repletos de frutos, plantas y flores de aromas y colores que jamás antes había visto.
Paso los días, paseando en busca de otro superviviente, leyendo una y otra vez los libros que por casualidad llevaba encima junto a este cuaderno, y que por suerte no abandone en mi huida, cada día me pregunto por qué yo sobreviví, se que tiene algo que ver con esta cueva, la encontré, sin saber que estaba aquí, sin buscarla, pero sé que eso me salvo de alguna manera. Ahora es mi hogar.
Me ruge el estomago, eso quiere decir que es hora de comer, por hoy he escrito bastante, tengo que reservar papel, no sé cuánto tiempo más estaré aquí o cuanto durara mi soledad. Espero no ser el unico.

CliBur

Aquel día el sol calentaba intensamente el asfalto, la suela de mis zapatos parecía ir a derretirse si no caminaba rápido, no recuerdo haber sudado tanto nunca. Como cada día me dirigía a casa después del trabajo, apenas son cuatro manzanas y el recorrido es bonito. Era primavera, los árboles y las flores iluminaban la alameda con mil colores y la impregnaban de relajantes olores.

Me sentía enormemente feliz, tenía un buen trabajo, una casa gigante, ya no sabía en que malgastar mi dinero, entonces le vi ahí sentado, con la espalda apoyada en el tronco de un olmo cuya sombra le ofrecía cobijo. Habían pasado muchos años pero enseguida reconocí sus ojos, no había perdido esa mirada inocente, la mirada de un niño que aún no conoce el odio ni el rencor, mi mejor amigo de la infancia, perdimos el contacto cuando mis padres me enviaron a estudiar a Estados Unidos y no había vuelto a saber nada de él hasta aquel día y ahí estaba, tirado en el suelo sin otro sitio a donde ir y con la única compañía de un perro. Giré la cabeza, hice como si no lo viera y seguí caminando hacia casa.

Han pasado dos años y aquí estoy, sin trabajo, sin dinero, sin casa. Me he reencontrado con mi antiguo amigo, el ha cuidado de mi durante estos seis meses, me ha enseñado a vivir en la calle, me ha dejado dormir en el mismo coche abandonado en el que duerme él hasta que me vaya acostumbrando a esta nueva vida. El hambre aprieta, mi estómago ruge, en todo este tiempo me he cruzado con varias personas que trabajaban conmigo, me miran, me reconocen y giran la cabeza como yo hice aquel día pero nada ha cambiado, sigo siendo el mismo, ¿o no?.

Tengo la cabeza de mi antiguo amigo bajo mi pie con la boca mordiendo el bordillo, un paquete de carne que alguien ha tirado a la basura ha sido la razón de nuestra pelea. Aunque no entiendo lo que dice se que está suplicando por su vida, llora, gime… Me pregunto que estoy haciendo, no estoy muy seguro, puede ser que lo que dijo mi amigo el día que me vio tirado en la calle y me acogió en su “casa” es cierto, hay gente buena y gente que parece serlo hasta que tiene la oportunidad de hacerte daño.

Deod

lunes, 22 de junio de 2009

William Northern

Camino por el empedrado, los portones de las casas crujen por la humedad de los días anteriores. En la muralla no se oye el murmullo de las voces de los vigías. No se ve un alma por la calle. Llego a la puerta de la taberna y está cerrada, no hay nadie en el banco de la puerta ni luz en la ventana. Me fijo y no hay luz en ninguna ventana. Un extraño fulgor me permite ver perfectamente todos los recodos del camino que he recorrido. Miro al cielo, pero la luna apenas brilla esta noche, cubierta por algunas nubes altas.
Vuelvo hacia casa ausente y noto como si alguien me observase, giro la esquina y me detengo. Espero unos instantes y me asomo a la calle, allí encuentro una figura en penumbra que me mira. Sus ojos se tornan verdes y me atraen. De repente todo mi alrededor se ensombrece hasta desaparecer y se apodera de mi un vértigo indescriptible, mientras caigo en un vacío infinito de pesada calma. Siento un calor que me abrasa por dentro. La noche me asfixia en una angustia infinita. Me veo rodeado de curvas que varían, se acercan y se alejan, permanezco inmóvil observando el ondular de las formas que se perfilan sobre una línea que define el horizonte. Poco a poco el horizonte desaparece para que la percepción caiga en un modelo bidimensional, donde la experiencia de mi yo físico no tiene cabida. Formas curvas son devoradas por gigantes entidades tridimensionales que distorsionan el plano, creando paradojas visuales que me arrastran hasta convertirme en sujeto pasivo de ese torbellino irreflexivo de cambios.
De repente un instante de calma que desconcierta mis sentidos. Solo un momento para tomar aire y padecer el vacío en el estómago que contiene un atávico miedo frente a la inmensidad del universo y la futilidad de mis pasos.
Una línea recta cruza el cuadro y nuevamente tiembla hasta que el universo se parte en dos bocas que tratan de absorberse en convulsos golpes.
Un mar comienza a subir bajo mis pies, a mi alrededor, noto la humedad creciente y una profunda sensación de incomodidad me transporta a otro plano.
Con un profundo suspiro abandono el sueño, incorporándome en la cama para coger aire. El sudor me empapa y los surcos de unas lágrimas recorren mi cara. El colchón está empapado por un líquido amarillo, me he meado.

Thomas Malory

Érase que se era un bosquecillo de olmos en el que la luz de la mañana se desliza entre las hojas verdes, algunas ya amarillentas por la llegada del otoño, iluminando la hierba y las flores tardías que crecen entre los árboles. Un riachuelo de agua cristalina se desliza perezosamente en su pedregoso cauce y, pese a que no tiene más de un palmo de profundidad, su tranquilizador sonido se esparce por la zona. Un pequeño puente de piedra cruza sobre el río permitiendo vadearlo a aquellos que transitan el camino que atraviesa el bosquecillo.

Dos ancianos caballeros avanzan a buen ritmo hacia el puente, cada uno a un lado del río. Al llegar al puente, cada uno en un extremo, ambos se paran. El blanco cabello del caballero de la margen izquierda contrasta con el negro del viejo capote de gruesa tela que le cubre los hombros. Su boca se curva en un gesto de desagrado.

-Hacía años que no nos veíamos, viejo. Maldita sea mi suerte.

El caballero de la derecha frunce su espeso ceño gris y en sus ojos, ensombrecidos por la visera, brilla una chispa de enojo.

-¿A quién llamáis viejo, anciano? Mala suerte la mía, por haberos encontrado. Haceros a un lado para que pueda cruzar.

-¿Que yo me aparte? ¡Rufián insolente! Vos sois quien debéis cederme el paso. Mostrad respeto y no me hagáis perder el tiempo.

-¡Ja! Palabrería necia y sin sentido. ¡Apartaos – gritó cerrando con fuerza el puño alrededor del mango – antes de que tenga que hacer entrar la razón en esa dura mollera que tenéis a base de golpes!

-Patán estulto – respondió mientras avanza por el puente-. Nunca es tarde para aprender modales.

-Batracio descerebrado – resopló, avanzando a su vez.

Ambos se encuentran en mitad del puente, lanzándose golpes e improperios a diestra y siniestra. Enzarzados en la pelea, ambos maniobran alrededor del contrario, para acabar cada uno en el lado opuesto al que empezaron, aún dándose golpes. Entre los árboles sale un jardinero, que a gritos les increpa.

-¿Pero qué es tanto escándalo? Venga, cada uno por su lado, que se oye su trifulca desde el otro extremo del jardín.- Y mientras los dos ancianos se alejan refunfuñando, apoyándose en sus bastones, murmura- Mira que se aburren estos jubilados...

Moraleja: Por viejo es sabio el diablo. El hombre, viejo o joven, por ser hombre es imbécil. Y la mujer, también.

lunes, 1 de junio de 2009

Sirob naiv

Desde un profundo sueño, silencioso, reparador de las heridas que aún quedaban en su cuerpo surgió un instinto, ese que le activaba, invitándole a salir de la maravilla onírica que le rodeaba. Se levantó y ligero llegó a la puerta. Cuando esta se abrió la luz del sol le convidó a salir, pero un rumor interior le recordó que debía alimentarse. Un día más su voz desgarrada activó el proceso, como en un baile mágico los sucesos, los seres, las cosas y el mismo se enredaron en una coreografía que completaba su deseo. Mientras esperaba a que se le sirviera contempló la imagen en el espejo del fondo. Aquel ser apuesto, curvilíneo y musculoso realizaba con precisión todos los movimientos que el creía propios. Su falta de olor y su mimética actuación le sorprendieron al principio, pero al cabo de un tiempo comprendió que era el mismo, en magnífica representación.

De la misma manera había llegado a comprenderse, a saber que todo allí estaba para su disfrute. Sabía que sólo con su voz podía conseguir lo que era inimaginable para el resto de su especie. Ese poder que ahora tenía lo mejoraba, lo hacía más fuerte, más resistente.

Abandonó esas elucubraciones mientras se lamía la pata, saltó la valla que cerraba el espacio dónde se alimentaba y con un majestuoso paso se encaminó a la ventana que daba a la calle. Hoy volvería a ser el macho dominante, el primer rey de la nueva especie. El superrato.

lunes, 25 de mayo de 2009

Mr. Belbeder



Eszcheva

Telarañas, polvo y algún simpático ratoncillo son mi única compañía. El silencio resuena en mi interior, roto por las voces de extraños que se acercan a explorar los alrededores, mi aspecto es de color amarillento, con las grietas características de la vejez, nadie me pinta o me viste con vivos colores, como hacían mis últimos inquilinos, una pareja, con los que conviví durante décadas, cuando el murió, ella se mudo a una residencia.
De eso hace tanto tiempo que ya no puedo recordar cuando se vaciaron las habitaciones y paredes, quedando solo un viejo cuadro, que nunca me gusto.
He observado incrédula como calidos caminos de arena con árboles esbeltos se convertían en carreteras ruidosas, bloques de cemento, que parecen panales mas que verdaderos hogares, sustituyen a hermosos caserones donde podías disfrutar de las estrellas sentado en el porche. No se ven niños correteando en el campo sino las estresantes aglomeraciones del centro comercial, construido encima de un fértil huerto, que desprendía un aroma frutal.
Es temprano, oigo ruidos, son esas maquinas que derribaron a mi vecina, tiemblo, vienen por mi, son enormes, sus dientes de metal arrancan trozos de mi cuerpo, sin piedad, sin importa mi historia, si pudiera hablar, gritar todo lo que he vivido.
Hablan del futuro, de casas de lujo, no entiendo que dicen, yo solo he visto la desaparición de los valores que antaño eran importantes.
¿Evolución es sinónimo de destrucción? La respuesta no llega y me desplomo lentamente.
Muero y caeré en el olvido.

Francisco Molinero

Observaron con preocupación la superficie mientras el Núcleo registraba los detalles que le transmitían, para que el sistema subconsciente intentara encontrar una solución.
Hasta que lograron llegar a la fase de madurez, eones atrás, habían tenido que hacer frente a muchos problemas. Pero los únicos recuerdos de algo similar los habían encontrado en las estructuras cristalinas de memoria, de los tiempos en los que sólo algunas Partes del Todo eran conscientes de serlo. Y aún así quedaba claro que el problema había sido la lentitud adaptativa de algunas de aquellas Partes, no una resistencia consciente.
Pero lo que sucedía ahora era distinto. Aquello –no Parte– actuaba de forma brutal contra todas sus Partes y desdeñaba todos los intentos de comunicación que intentaban. Apagaba la consciencia de las Partes autónomas, provocando dolor como nunca habían sufrido. Desgarraba los tejidos de las Partes transformadoras, interrumpiendo sus procesos, y exhalaba a las Partes gaseosas sustancias nocivas y extrañas. Incluso llegaba a desgarrar las entrañas de las Partes sustentadoras, dañando muchos de los bancos minerales de memoria que se repartían a lo largo de su superficie.
Las Partes autónomas se mantenía alejadas de aquellas cosas bípedas, de aspecto frágil y extraña piel blanca, y de sus acompañantes metálicos, observando la destrucción. El núcleo por fin había obtenido una respuesta: agresividad. Todo debía cambiar, adaptarse a la nueva situación. El cambio iba a ser traumático. Todo agresivo no querría volver a ser reactivo. Todo no podría -querría- parar hasta ser Único. Todo comenzó a cambiar.

Mi otro yo

¡Hm!, que hermoso espectáculo. Nací cuando el mundo aún era joven, he conocido épocas grandiosas, otras deprimentes, he poseído inmensas riquezas y vivido en la más absoluta miseria y ahora, al fin, ha llegado el momento que llevo esperando décadas, quizás siglos. Hoy... veo morir al Mundo, esa bola de tierra, fuego y agua que tanta vida ha albergado y a tantas especies a protegido y alimentado, sin importarle el desprecio de éstos hacia ella. Hoy... por fin, se venga de todos nosotros, aplastándonos, engulléndonos, quizás para que veamos, antes de morir, en que la hemos convertido.

Desde aquí, sentado en la cima de una gran montaña, observo lo que deben ser ciudades envueltas en llamas, sumidas en el caos, incluso alcanzo a oír los gritos y llantos de aquellos desgraciados que se aferran a la vida. Mientras espero mi momento, tranquilo, me sumerjo en las mismas preguntas que siempre me he hecho, ¿cómo hemos podido dejar que esos mal nacidos nos hicieran esto, que lo controlaran todo?, teníamos el poder y no supimos utilizarlo. Quizás fue cobardía o simplemente su continua represión acabó por eliminar toda esperanza, nos hizo sentir miedo, sentirnos débiles, sus mentiras consiguieron engañar nuestras mentes sin que nosotros lo supiéramos. Ahora ya da igual. Hoy, por fin, vosotros sois los cobardes, vuestro miedo a la muerte os impide pensar, sin embargo, los que entendemos estas palabras por que siempre las hemos llevado dentro, estamos tranquilos, felices, esperando nuestro golpe de gracia........... habéis perdido.

lunes, 18 de mayo de 2009

Presentació de la primera ronda

Avui ja s'han presentat les obres per al campionat, aviat les publicarem per a que tothom les puga llegir.
Es podrà votar les obres amb uns valors de 1-5 enviant un mail a la direcció csalaquimera(at)gmail.com.

martes, 21 de abril de 2009




Bases del campionat.

El tema de les obres serà "L'evolució"

El límit serà de 250 paraules, en tipografia Times New Roman amb una grandària de 12pt i redactat a espai simple.

Es podrà redactar en castellà, valencià o qualsevol altra variant que siga comprensible per a la gent que vaja a participar.

L'estil és obert.

L' obra serà presentat sota pseudònim, per a preservar l'anonimat.

La recollida de les obres té com data límit el dilluns 18 de maig, en una bústia habilitada a aquest efecte en la Quimera csa.

S'haurà d'adjuntar també una nota tancada que determine a qui correspon cada pseudònim.

Per a les persones que ho vulguen enviar per e-mail, podeu escriure al correu csalaquimera@gmail.com, i serà presentat dins del termini, amb el màxim anonimat possible.

El dimarts 19 es donarà copia de cadascuna de les obres a les persones participants, que hauran de llegir-los i valorar-los amb un màxim de 5 punts tots les obres excepte el seua propia.

El dimecres 20 s'entreguen les valoracions, i els seleccionats passen a la següent ronda.

Els triats, passaran a la següent ronda, en la qual es repetirà el procés, sortejant el següent tema.

Hi haurà tres rondes, fins que quede un només.

Per la segona ronda les mateixes condicions, excepte per la data que s'haurà de decidir, el tema nou, que s'ha de sortear i la llargaria que serà de 400 paraules.

I la tercera ronda, de la mateixa manera que la segona, amb una llargaria de 500 paraules.

La persona autora de l'obra que quede seleccionada, rebrà una caixa de llibres.

Les obres presentades es publicaran en un recull, a discrecció de la Quimera csa, sobre la base de les seues possibilitats i en el termini més breu possible.

Els més que improbables beneficis aniran destinats al finançament del projecte autogestionari de la Quimera csa.

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Castellano:------------------->

El tema de las obras será "La evolución"

El límite será de 250 palabras, en tipografía Times New Roman, con un tamaño de 12pt y redactado a espacio simple.

Se podrá redactar en castellano, valenciano o cualquier otra variante que sea comprensible para la gente que vaya a participar.

El estilo es abierto.

La obra será presentada bajo pseudónimo, para preservar el anonimato.

La recogida de las obras tiene como fecha límite el lunes 18 de mayo, en un buzón habilitado a tal efecto en la Quimera csa.

Se deberá adjuntar también una nota cerrada que determine a quien corresponde cada pseudónimo.

Para las personas que lo quieran enviar por e-mail, podéis escribir al correo csalaquimera@gmail.com, y será presentado dentro del plazo, con el máximo anonimato posible.

El martes 19 se dará copia de cada una de las obras a las personas participantes, que tendrán de leerlos y valorarlos con un máximo de 5 puntos todas las obras excepto la suya.

El miércoles 20 se entregan las valoraciones, y los seleccionados pasan a la siguiente ronda.

Los elegidos , pasarán a la siguiente ronda, en la cual se repetirá el proceso, sorteando el siguiente tema.

Habrá tres rondas, hasta que quede una sola obra.

Para la segunda ronda las mismas condiciones, excepto por la fecha que se deberá decidir, el tema nuevo, que se sorteará y la extensión que será de 400 palabras.

Y la tercera ronda, del mismo modo que la segunda, con una extensión de 500 palabras.

La persona autora de la obra que quede seleccionado, recibirá un lote de libros.

Las obras presentadas se publicarán en un compendio, a discrección de la Quimera csa, en base a sus posibilidades y en el plazo más breve posible.

Los más que improbables beneficios irán destinados a la financiación del proyecto autogestionario de la Quimera csa.